Hola aventurer@s!
¿Nuestro destino de este fin de semana? Sí, como habéis podido leer en el título de esta entrada, nos dirigimos a Lucainena de las Torres, donde primeramente haremos parada para contemplar uno de los vestigios arquitectónicos más importantes de la época en esta localidad, los hornos de calcinación.
Estos tuvieron una gran relevancia dentro de la economía provincial, al ser un enclave minero muy importante desde el que se suministraba hierro a los Altos Hornos de Vizcaya, en Bilbao, que se evacuaba en ferrocarril a través del embarcadero de Agua Amarga, en Níjar.
Actualmente su función es meramente reclamo turístico de la zona. Saciando de esta manera la curiosidad del viajero que desea conocer más sobre la historia de los pueblos del interior de Almería, y con el complemento añadido de poder disfrutar del entorno, vegetación y paisajes de las distintas zonas por las discurren multitud de rutas y senderos.
Tras pasar por una pasarela que salva la zona donde se cargaban los vagones con el mineral calcinado, se puede entrar al primero de los ocho hornos, junto al cual nos encontramos con un panel explicativo que nos habla de su funcionamiento y de los procesos de calcinación del mineral.
Ya en la parte posterior, una escalera metálica permite acceder a un nivel superior del terreno y, desde aquí, a la parte de la chimenea de este horno, donde se contempla una panorámica de la batería y una espectacular vista del valle de Lucainena.
En esta parte, existe un tercer panel explicativo sobre la geología de la zona.
Se ha dotado de unas instalaciones que facilitan un recorrido por los hornos pudiendo disfrutar de unas maravillosas vistas.
Desde esta misma zona o desde los aparcamientos podemos emprender uno de los senderos, que discurre a continuación de estos hornos y donde podemos ver una baliza de señalización, dejando atrás unas vistas maravillosas.
Transcurrimos por el sendero y a pocos metros nos encontramos con este pequeño "tunel" dotando al recorrido de misterio y elementos que sobre todo a los pequeños les fascinan.
Saliendo del tunel y ascendiendo unos pocos metros podemos observar los restos de antiguas instalaciones de las minas de hierro de esta zona así como antiguas cuadras de la compañía minera.
Arriba en la colina se divisan más restos de edificaciones, que seguramente volvamos en alguna ocasión para explorar, pero justo en este cruce hicimos parada y regresamos sobre nuestros pasos.
La merienda sin duda tenía que estar a la altura del lugar, si éste era mágico la merienda no podía ser de menos categoría 😜. A reponer fuerzas! 💪
En la mañana del domingo nuestro objeto era realizar la senda que discurre por el trazado del antiguo tren minero entre Lucainena de las Torres y Agua Amarga, actualmente denominada Vía Verde, que podrás recorrer sin dificultad a pie, bici e incluso en silla ya que es apta para todos los públicos.
A través de ella realizaremos este sendero lineal de unos 5 km recorriendo parte de Sierra Alhamilla a través de un paisaje árido.
Justo en la carretera principal de acceso a Lucainena, frente a unos aparcamientos, podremos ver a nuestra izquierda los carteles que indican el punto de partida de los tres senderos señalizados que hay en Lucainena: Vía Verde, Sendero de Pequeño Recorrido de Los Marchales (PR-A 331) y Sendero Local de las Minas (SL-A 62).
A tan solo unos metros del inicio de la Vía Verde nos encontramos con esta maravillosa estación de ferrocarril en la que podremos informarnos sobre cualquier tema de interés turístico de esta localidad, ya que en ella se haya la oficina de turismo de Lucainena.
El camino está perfectamente señalizado, y en algunos tramos hay valla de madera marcando uno o ambos laterales y es cómodo de caminar.
El camino a seguir está claramente identificado sin confusión alguna, aunque a lo largo del mismo nos encontraremos con varios cruces, tan sólo tendrás que tener precaución al cruzarlos pero no nos tendremos que desviar en ningún momento, por lo que continuamos siempre recto.
Un par de puentes nos permiten salvar las ramblas. Tras uno de ellos hay una zona de descanso, con una fuente y unas mesas bajo unos árboles, que sobre todo al regreso es parada indispensable ya que por poco desnivel que tiene el terreno se hace necesario un pequeño respiro.
También a mano derecha nos encontramos una pequeña casa cueva que se utiliza para guardar material de construcción.
A nuestra izquierda podemos observar varios cortijos y tras una curva aparece la vista de mayor belleza de la ruta que conforma la finca del cortijo de las Tejas, actualmente en ruinas, con su molino de agua rodeado de palmeras.
Como dato de interés y para finalizar, comentar que el ferrocarril minero transportaba mineral de hierro desde las minas de Lucainena hasta el cargadero de Agua Amarga, a unos 36 km y estuvo funcionando desde finales del siglo XIX hasta 1942. Impresionante!
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