Sintiendo la llamada de la naturaleza, esta semana santa decidimos coger las mochilas y adentrarnos en la falda norte de Sierra Nevada, en la comarca de los Filabres-Tabernas a 41 km. de la capital, a mitad de camino de la subida a La Roza en Abrucena, para alejarnos un poco de todo el ajetreo de procesiones y vivir un fin de semana lleno de gastronomia, senderos, buenas risas y excelente compañía, sin los agobios capitalinos que se propician en estas fechas tan señaladas.
De este maravilloso finde-estirao, os dejo esta bella imagen. Vistas que podíamos disfrutar desde el porche de la casa donde nos alojamos.
(Gracias Araceli, por recibirnos con la mejor de las sonrisas)
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